Cuando hablamos de problemas conductuales en perros entramos en un tema complejo. En general, un problema conductual surge por una deficiencia de sintonía entre el perro y la familia. La ansiedad por separación en perros es un ejemplo más de estos problemas conductuales.
Ansiedad por separación en perros
¿Qué es la ansiedad por separación en perros? Se trata de una alteración de la conducta de nuestro peludo por el hecho de quedarse solo en casa. Las conductas más comunes son ladridos, llantos, micciones, defecaciones o destrozos del entorno en el que se encuentra.
El perrito puede desarrollar esta alteración a lo largo de su vida, independientemente de la etapa en la que se encuentre. No obstante, la mayoría de casos se suelen dar entre los 8/9 meses, una edad complicada en la que nuestros peludos desarrollan toda su faceta conductual.
¿Cómo detecto la ansiedad por separación?
Hay varias señales que nos indican que nuestro perrito puede tener ansiedad por separación o principios de ansiedad. En muchas ocasiones son situaciones muy comunes en el día a día y que no le prestamos mucha atención.
El ejemplo más leve es detectar mucha cercanía entre tu perro y tú. Siempre está tumbado a nuestro lado, al mínimo movimiento se activa y nos sigue a todas partes de la casa, etc. El siguiente nivel es observar que el perrito rasca o llora por debajo de la puerta si la cerramos para que no entre con nosotros.
Si observamos que nuestro perro se muestra muy demandante de atenciones (se muestra exigente en atención, pide juego constante o de forma excesiva) o si observamos agitación en el momento de prepararnos para salir sin él, podemos estar delante de un caso claro de ansiedad por separación en perros.
¿Qué hacemos para evitarlo?
Hay varios factores que influyen en la ansiedad por separación. El primer punto (y que depende directamente de nosotros) que hay que tener en cuenta es el de cubrir sus necesidades en cuanto a libertad. Es decir, nuestra mascota necesita sentirse libre, jugar con otros perros, paseos de calidad, etc. Esto le dará libertad e independencia.
Si no podemos soltar a nuestro perrito, lo ideal sería contactar con un especialista para que nos enseñe cómo pasear con una cuerda larga para ampliar sus posibilidades de olfateo y sensación de libertad. Con esto conseguiremos bajar su nivel de estrés.
¿Y en casa?
Debemos activar un plan de desapego. Una buena forma de crear independencia es ofrecerle masticadores (tanto si estamos nosotros como si no) para que se acostumbre a jugar y a entretenerse solo.
Tampoco debemos ceder en todas las peticiones de atención que el perro nos reclama. Hay que ignorarle si viene a jugar o a reclamar atención si que nosotros se la pidamos. Por otro lado, cerrar las puertas de casa para que no nos siga es una buena forma de crear este desapego y de que entienda que no tienen por qué seguirnos a todos lados.
Por último, un aspecto importante es rebajar la comunicación verbal hacia nuestro perro cuando se muestra muy activo. De esta forma gestionaremos un vinculo sin exceso de dependencia. En muchos casos es necesario recurrir a un etólogo clínico que nos ayudará a realizar un buen diagnóstico y, en muchas ocasiones, pautará un tratamiento farmacológico que nos puede ayudar a superar la alteración.
Joan Carles Prats
Escola d’educació i comportament caní
Tel: 629113662
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