Uno de los temas más tratados en los centros de etología y educación canina es la ansiedad que, en época de petardos, estos generan en sus perros, causando miedos, fobias y estrés.
Perros y petardos
La sociedad en general no es consciente de lo que significan para un perro los días anteriores y el día concreto de una verbena en la que, de forma intermitente, suenan esos estruendos.
Tanto perros como gatos no entienden de qué se trata, y tampoco saben si después del estruendo vendrá algo peor… Esta es la principal razón por la que se asustan tanto; la falta de previsión, el no saber cuándo va a sonar, ni conocer el origen del ruido.
La etología clínica y la educación canina, que deben ir de la mano de la misma forma que con muchos problemas de conducta, se plantean en éste caso una problemática difícil de solucionar.
Mejor prevenir que curar
Como hemos comentado, la falta de previsión de cuando va a aparecer el estímulo sonoro, hace que el propietario no pueda anticiparse a la situación. Explicaremos los protocolos generales a tener en cuenta aunque cada caso requerirá de atención especializada.
Recomendamos ir acostumbrando al perro desde su fase de cachorro a experimentar y convivir con ciertos ruidos; mientras estamos jugando con él. El perro estará realizando una actividad placentera en la que podemos ir introduciendo ciertos estímulos sonoros. En muchas ocasiones, en los cursos para cachorros, se realizan estas terapias dirigidas por profesionales.
¿Cómo actuamos?
En el caso que nuestro perro adulto ya presente el problema, es necesario tomar una serie de medidas.
- Proporcionarle en el interior de la casa una zona segura, como un transportin abierto o una caja en la que previamente positivizaremos poniendo premios, juguetes, una camita para dormir o cualquier cosa que le guste y dejaremos la puerta abierta para que entre y salga con toda libertad. A ser posible, que esté en una zona de la casa lo mas aislada posible del exterior. En ciertos casos, esta práctica no hace falta hacerla, ya que hay perros capaces de escoger un lugar en el que sentirse protegido. Hay que dejar que el perro escoja y se refugie.
- Nuestra actitud ha de ser de calma sin potenciar sus miedos transmitiéndole “lo mal que lo está pasando”. Nosotros nos hemos de mostrar como si nada estuviera pasando, incluso hay perros en los que puede ser útil invitarlos a jugar; esto funcionará si el miedo no ha pasado a fobia, ya que en ese caso es probable que el perro se bloquee y no quiera ni jugar.
- Bajo ningún concepto dejar a los perros en balcones o interiores con ventanas abiertas, ni siquiera en jardines ya que van a intentar huir y ese intento puede acabar en accidente mortal; no es la primera vez que un perro se arroja por la ventana.
¿Fobia extrema?
Sin lugar a dudas hay que pedir ayuda aun etólogo clínico, ya que en casos de fobias o miedos notables se pueden tratar clínicamente de una forma preventiva.
Este tipo de tratamiento no consiste en darle un fármaco el día de la verbena para que el perro se quede medio dormido, sino que se trata de aplicar un tratamiento que se inicia unos meses antes de la época de verbena. Estabiliza la parte emocional del perro, actuando sobre su sistema nervioso con el objetivo que el perro tolere algo mejor esas fechas y, sobre todo, que después de todo el estrés provocado por los petardos recupere sus estabilidad emocional de forma mas rápida.
La misma práctica y protocolo podemos aplicar los días de tormenta.
Joan Carles Prats
Escola d’educació i comportament caní
Tel: 629113662
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